El
Adelantado de Segovia 28-04-09
COLABORACION
Segovia
cultural
Miguel
Ángel Herrero
Hace
unos días un amigo que no reside en Segovia, se interesó por la actividad
cultural en nuestra ciudad. En lugar de darle muchas explicaciones, le invité a
pasar un fin de semana para que él mismo se hiciera una idea. Como conoce bien
los monumentos arquitectónicos y paisajísticos, que nunca se cansa de admirar,
optamos por asistir a un par de actos culturales; uno de ellos, el viernes por
la tarde y el otro, el sábado. El primero tuvo lugar en la sede de la Real
Academia de San Quirce. Una vez allí, tras una sucinta referencia a sus
origines, expliqué a Ovidio (nombre con el que fue bautizado mi amigo) que esta
casi centenaria institución segoviana organizaba un ciclo de conferencias sobre
el Renacimiento en Segovia. Cada viernes a las ocho de la tarde se recuerda
algún aspecto destacado de la magnífica historia de la Segovia renacentista. Es
una gran oportunidad para asomarse a tantas y tan valiosas aportaciones
culturales de insignes segovianos, como Andrés Laguna o Domingo de Soto y para
conocer las obras artísticas que dejaron en nuestra ciudad aquellos otros
autores que, procedentes de países lejanos, se establecieron aquí. Precisamente,
en la conferencia a la que asistíamos supimos que en el siglo XVI, artistas
vidrieros venidos de Amberes como Arnau de Vergara y Nicolás de Holanda nos
dejaron en las vidrieras de la catedral algunas de sus obras maestras. La amable
exposición del conferenciante, Carlos Muñoz de Pablos, nos trasportó al mundo
del diseño y ejecución de las vidrieras renacentistas. Durante algo más de una
hora los asistentes, que llenábamos por completo la sala, compartimos algunos de
los secretos que esconden las vidrieras de la catedral de Segovia. También,
comprendimos la necesidad de implantar un plan serio y duradero de restauración
para que las piezas afectadas recobren buena parte del esplendor que en otro
tiempo tuvieron.
Al día siguiente por la mañana bajo un cielo
nublado y un tiempo desapacible, Ovidio y el que suscribe, nos dirigimos al
Museo Provincial de Segovia, donde se daban cita amigos y simpatizantes de la
Casa de la Moneda. Durante toda la mañana cerca de trescientas personas pudieron
estampar a martillo una moneda diseñada para la ocasión, con la misma
inscripción del "as romano"; la primera pieza que se acuñó en nuestra ciudad en
el año 30 a. C. Fue una recreación en vivo y un sencillo recuerdo al brillante
pasado de la técnica de fabricación de monedas que adquirió gran esplendor con
el Real Ingenio, fundado por Felipe II en 1583. También pudimos descubrir las
valiosas y variadas piezas que se exponen en las seis salas del museo que dirige
Alonso Zamora. Insatisfecha aún nuestra hambre de cultura y de arte, asistimos,
en el mismo museo a una conferencia, a cargo de Glenn Murray, que fue seguida
por un animado coloquio. El conocido experto numismático hizo un breve repaso de
la historia de la fabricación de monedas en Segovia, antes y después de la
construcción del Real Ingenio, así como de las diversas series troqueladas en
las cecas segovianas a lo largo de los siglos.
Al finalizar la
conferencia, se habían hecho casi las dos de la tarde. Se imponía otro
tipo de cultura de la que no queríamos prescindir. Pues, tanto Ovidio como yo,
sin tenernos por gourmets sabemos apreciar la gastronomía de la tierra. Así que
nos encaminamos, ahora, bajo un sol más bien tibio, desde la calle del Socorro
hacia el centro de la ciudad. Ya, en el restaurante, saboreando un verdejo de
Nava y después de elogiar la tradición cultural de Segovia, mi invitado ponderó
las grandes posibilidades que encierra Segovia para ser nombrada Ciudad Europea
de la Cultura. Y, añadió: "lástima que aún no haya un auditorio o centro de
convenciones, moderno y capaz, y que…, sea tan difícil aparcar". Me aseguró que
le encantaría volver cuando estuviese terminado el aparcamiento próximo al
Acueducto. Le sugerí que la próxima vez viniese en AVE, para no aplazar
demasiado su vuelta a Segovia.