EL ADELANTADO DE SEGOVIA
13 septiembre 2009
OPINIÓN
Ante las insidias que el Sr. Murray propaga en los
medios de comunicación, o entre quien le oye, en cuanto tiene la menor ocasión
para ello, y hoy, después de reposar su penúltima entrega, (Revista Léenos,
nº. 2, de julio, pág. 14), -en la que se me cita directamente-, creo que ha
llegado el momento de que los lectores sepan, al menos, que hay otras
versiones de cuanto dice, no solamente en el citado artículo, sino en otros,
vertidos en otros medios, y desde hace ya tiempo. Así, me decido a hacer
constar parte de esas otras versiones por si el lector las desconociese. El
contenido del último conjunto de agravios que le causamos los segovianos
puede resumirse, entre otros muchos, en:
La Concejalía de Patrimonio coloca a sus amigos de San Quirce, que ni han
estudiado nunca ni "defendido" la Casa de Moneda, para que voten en
contra del Sr. Murray, con el propósito de marginarle del Patronato de la
Fundación, de las obras, de Segovia y hasta de España. Por supuesto, los que
trabajamos ahora en el proyecto no sabemos nada de nada, fuimos nombrados por
amiguismos y solamente lo hacemos para cobrar y para figurar.
En su habitual línea de arremeter contra todos, cita a un Ayuntamiento sin
expertos, que no tiene ni idea de por dónde va, oculta los destrozos que ha
causado la inundación, y los millones que ha costado repararlos.
Veamos las otras versiones: ni el Ayuntamiento ni su Concejalía de Patrimonio
me han designado para nada, -como al resto de los expertos de un equipo que
formé-, sean o no académicos de la Real de San Quirce. Fue la unanimidad del
Patronato de la Fundación Real Ingenio, que entendió que había que
controlar los resultados de la investigación arqueológica en las obras, y
que era necesario revisar el proyecto de Museología existente, ya que se
encuentra desfasado por las nuevas declaraciones de protección del edificio y
por la presencia de nuevos restos arqueológicos. Y sobre todo, por haber sido
redactado desde criterios de marketing, y no desde los que recomiendan ni la
disciplina museológica, ni la conservación patrimonial, ni el sentido común
en el diseño general, -a veces-, ni desde las previsiones de mantenimiento,
una vez realizado. Una de sus virtudes, que también las tiene, ha sido la de
propiciar el comienzo de las obras y por eso lo apoyamos muchos, en su día.
Pero debe saberse que ni hay amiguismo, ni motivos extraacadémicos para el
actual encargo, ni necesidad alguna de figurar, excepto en la imaginación del
Sr. Murray. Y esta versión es muy clara y perfectamente comprobable.
Además, y a pesar de lo que difame el Sr. Murray, debe quedar muy claro que
ni he cobrado, ni cobro, ni voy a cobrar por este trabajo. La diferencia es
que él sí se lucra por cuanto hace, que él sí lo cobraría. De nuevo hay
otra versión, como puede verse, y puedo dar fe documental de ello, en cuanto
atañe a mi presencia en algunas de esas tareas, para las que incluso pedí su
colaboración de experto en acuñaciones segovianas, (ni siquiera en Numismática,
en general); y desde luego no en base a su nula capacitación en Museología o
Museografía, Didáctica o enseñanza, Economía o Prospectiva económica,
Arqueología o Historia, Restauración o Conservación, Arquitectura o
Paisajismo, Mecánica, Hidráulica o Geología, Botánica o quién sabe
cuantas cosas más. Y precisamente de esas cosas es de las que hay que hablar
ahora, porque no se hizo convenientemente en su día. Supongo que de todo esto
es consciente
También el Sr. Murray que, además de aprovechar la ocasión para cacarear su
habitual altruismo, de nuevo trata de engañar a cuantos le leen, o le
escuchan, aduciendo, por acción o por omisión, su preparación excepcional
en cuanto pueda ser necesario.
Las últimas notas aparecidas en la prensa, (23 de Agosto), abundan más en
las mismas interpretaciones. Pero no se dejen engañar: no se debe dragar el río,
como dicen claramente los expertos. Y prácticamente no ha habido daños por
las inundaciones. Y además se van a repetir, sin duda, se haga lo que se
haga. Nuevas versiones, de nuevo.
Pero, ¿desde qué sumo sacerdocio se permite opinar, censurar, insultar,
recomendar o descalificar, pública o privadamente, a nadie? ¿Qué persigue?
Sea lo que sea, el insultar a diestro y siniestro, repetidamente, de palabra y
por escrito, no parece lo más adecuado para lograrlo. Y es proceder que aún
no ha trascendido demasiado, -a pesar de existir documentación irrefutable-,
gracias a que la discreción de los que han sido objeto de tales
"actividades" ha impedido las denuncias; pero en la realidad, esas
actuaciones están causando muchos problemas, dentro y fuera de Segovia; algo
que es malo para el proyecto, para las obras, para la formación del futuro
museo y para la simple convivencia. Y esto no es una versión, sino una
realidad.
Una consideración final, sin ánimo de mayores polémicas: como ocurre con
todos estos procederes mesiánicos, el ego visionario del Sr. Murray se ve
alimentado por una serie de personas, colectivos o particulares de cuya buena
intención no tengo por qué dudar, que jalean cuanto dice, y que lo propagan
sin mayor comprobación. A mi manera de ver, nos están haciendo a todos, a la
ciudad, incluso al buen transcurso de las obras, un muy flaco servicio. Y a él
al primero. La imaginación está bien, cuando lo está; cuando no, se
convierte en despropósito, o en obsesión, cae en la patología y debe ser
atendida por un profesional, sea médico o juez.