La Ceca y el río |
Hacia finales de 1580, Felipe II quiso
instalar en Segovia una fábrica para acuñar moneda. Decidió situarla junto al
río Eresma para aprovechar la energía hidráulica necesaria. Desde entonces, las
aguas que discurrían ociosas por su cauce natural hacia el Duero, al pasar junto
a la ceca, comenzaron a trabajar sin descanso, contribuyendo así al buen
funcionamiento de la planta industrial más avanzada y la mejor dotada de la
época. Este complejo productivo llegó a tener hasta una decena ruedas de
diferentes tamaños, que movidas por la corriente alimentaban, fraguas,
martinetes, tornos y demás artilugios que intervenían en el proceso industrial.
Aguas arriba, el curso del río seguía mansamente sumido en la paz monacal
discurriendo de monasterio en monasterio, desde San Vicente a santa Cruz la Real
y de éste al Parral.
Hace una década, más o menos, se llevó a cabo la
recuperación de la alameda junto al río. Sin duda, fue una feliz decisión que no
quedó en simple promesa electoral. Hoy día, este espléndido paraje está
reclamando la continuación y remate de aquella acertada decisión. Es urgente,
por ejemplo, arreglar el acceso al monasterio de El Parral y adecentar ese bello
rincón. La actual reconstrucción de la Casa de la Moneda y la posterior
instalación del museo en su interior serán piezas claves para conseguir la plena
recuperación del conjunto monumental y paisajístico. El futuro museo no será
sólo un gran espacio para alojar vitrinas o paneles informativos. Se trata sobre
todo de recrear en nuestro siglo XXI la actividad fabril del Real Ingenio. Aquel
que fue en el siglo XVI motivo de interés técnico para expertos de todo el
mundo, que venían atraídos por su avanzada tecnología y por su organización como
industria de auténtica producción en cadena, compitiendo con las actuales en
control de calidad y medidas de seguridad.
Para alcanzar el objetivo de
recrear los antiguos talleres y su actividad, se han de construir varias ruedas
hidráulicas con las mismas dimensiones y materiales e instalarlas en la misma
posición que tenían entonces. Así, los visitantes del museo podrán contemplar en
vivo la acuñación de monedas mediante rodillos y otros trabajos que se llevaban
a cabo allí mismo, hace más de cuatrocientos años; se volverán a escuchar los
sonidos propios de aquellas tareas de fragua y herrería, entonces, el Real
Ingenio cobrará vida, no será sólo un valioso armazón reconstruido. Por esto, se
comprende que el papel de río a su paso por la Ceca es vital. Y, por ello, el
nivel del agua del río debe controlarse adecuadamente para que al romper sobre
las ruedas (de diámetros comprendidos entre 2,5 y 3,76 metros) se obtenga la
energía necesaria que haga funcionar los ingenios de laminar el metal, de
acuñar, etc.
En definitiva, “para que se pueda proyectar correctamente
las ruedas hidráulicas, sus ejes y la correspondiente maquinaria” (El
Adelantado, 19-09-08) debería dragarse el río de forma que éste alcance el nivel
que tenía cuando los técnicos que trabajaron para Felipe II proyectaron con todo
detalle las ruedas hidráulicas ¿Es arriesgado suponer que hoy día también será
posible alcanzar una precisión técnica semejante? Pero, la limpieza del fondo
del río no es sólo necesaria para la correcta instalación del futuro Museo de la
Casa de la Moneda. Lo es también por sus beneficios ecológicos y turísticos en
todo el entorno; desde la presa de la Moneda hasta el arco de la Fuencisla. En
realidad, es algo pendiente desde que en el invierno de 1994 una fuerte riada
arrastró diversos materiales de construcción que se utilizaban en la reparación
de la presa y que se hallan depositados en el lecho del río, esperando
pacientemente su evacuación.
Por todo ello, y a medida que avanza la
obra de rehabilitación (de indiscutible interés técnico en sí misma y digna de
elogio por su ejecución), y la de reconstrucción arqueológica (clave para la
instalación de las ruedas y otros elementos) se hace más urgente que el
organismo competente tome la decisión que la Asociación de Amigos de la Casa de
la Moneda (AACM) ha solicitado. Muy lejos de entorpecer y sembrar dudas sobre la
marcha de la rehabilitación pretende alertar e informar, para concluir con éxito
este ambicioso proyecto. Ese es el objetivo que persigue desde su constitución,
hace quince años. Como agrupación sin ánimo de lucro, cuenta con el respaldo y
el entusiasmo de centenares de socios en todo el mundo. La AACM tan sólo
pretende evitar las soluciones a medias que son siempre más costosas. Se trata
de evitar gastos innecesarios y perjuicios posteriores por falta de previsión.
Buscamos una gestión eficaz, no malgastar el dinero del contribuyente, para que
no se produzcan hechos lamentables como la inacabada y frustrada restauración
del teatro Cervantes. Los Amigos de la Ceca (cada vez más numerosos), junto con
tantos otros simpatizantes, entre segovianos y visitantes, agradecerían al
organismo competente que actúe cuanto antes para que pueda concluir felizmente
esta primera fase y la Ceca y el río puedan seguir su secular colaboración
amistosa. A lo largo de 167 kilómetros, las aguas del Eresma no conocen un lugar
comparable a éste. Un conjunto monumental e histórico dentro de una atmósfera
limpia y serena, una excepcional combinación de historia, arquitectura y
naturaleza, bajo la altiva mirada del Alcázar. Por eso, creo que es razonable
afirmar que la rehabilitación de la Casa de la Moneda es inseparable y exige
también la limpieza del fondo del río, amén de otros rincones ya mencionados.