Las obras de la Casa de la Moneda no terminarán en
junio del 2009, sino al menos en septiembre del 2010. Si esto sucede, habrán
durado, no dos años, como se preveía al principio, sino tres y medio. Es la
opinión del presidente de la Asociación de Amigos de la Casa de la Moneda, el
experto numismático Glenn Murray, que encuentra en el mal estado de la ribera
del Eresma a su paso por la Ceca la explicación a los retrasos que ya acumula la
obra.
El otro día, la concejala de Patrimonio Histórico,
Claudia de Santos (PSOE), aseguraba que la demora principal que sufren los
trabajos se debe a los imprevistos surgidos en torno a la cimentación del
edificio de la fundición, situado en el patio alto de la Ceca, pero Glenn Murray
opina que es mucho más grave lo que puede ocurrir en el inmueble que se asoma al
río si no se draga el cauce y se rebaja en al menos medio metro el nivel del
mismo.
«Los retrasos que ha causado la fundición serán
superiores a tres meses, en contra de lo que dice la concejala, pero son
inevitables y nadie tiene la culpa de ellos -señala el experto, autor de una
tesis doctoral sobre la Ceca-. Sin embargo, el Ayuntamiento sabe desde hace
muchos años que debe dragar el río y todavía no lo ha hecho. Y no lo digo, yo;
el arquitecto lo recoge en sus proyectos básico y de ejecución, redactados hace
diez y cinco años, respectivamente».
El presidente de la Asociación de Amigos de la
Casa de la Moneda desvela que las empresas constructoras han fijado y subido con
hormigón el suelo del edificio de talleres, que linda con el río, medida que
considera «precipitada» porque «todavía no se ha dragado el río y desconocemos
el nivel real histórico que posee el Eresma». Esto, a su juicio, causará
retrasos en la obra que excederán con creces la fecha de finalización fijada por
la concejala De Santos, junio del 2009: «Dicen que la rehabilitación terminará
en junio del año que viene, pero esto no es cierto», apunta el experto.
Glenn Murray opina, no obstante, que los trabajos
discurren «bastante bien» teniendo en cuenta la magnitud y la complejidad que
supone levantar un edificio del siglo XVI y devolverle toda el esplendor que
tuvo en el pasado. Los retrasos tampoco parecen preocuparle en exceso al
experto, pues sobre todo valora que la obra avance. Al fin y al cabo, los que
fijan los plazos son los políticos: «Los retrasos que acumule la Ceca no me
preocupan tanto como el vacío existente en torno a la puesta en marcha del
futuro museo. En estos momentos, me consta que no hay un céntimo para este fin,
cuando el museo que se quería hacer costará tanto o más que la rehabilitación
del complejo arquitectónico. Creo sinceramente que no habrá museo en cinco o
seis años por lo menos», afirma.
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