Glenn
Murray (Dr.
en Historia con especialidad en la Casa de la Moneda de Segovia)
A raíz de ciertas declaraciones hechas por el Alcalde y algunos de su equipo a lo largo de este mes en los medios de comunicación sobre la Casa de la Moneda, quisiera hacer unas matizaciones. Pero primero debo agradecer a todas y cada una de las personas que han mostrado su apoyo a mi persona y el proyecto de musealización del Real Ingenio de la Moneda que he promovido y defendido a lo largo de estos últimos 20 años, y como no, a los medios de comunicación, ese gran baluarte de la democracia que facilita la libre expresión y que junto con la oposición política, ayuda a que funcione esa democracia.
He visto que Juan Cruz Aragoneses ha revelado que un Comité Científico
trabaja ya en la elaboración del proyecto museístico.
Ha trabajado, sí. Trabajará
en el futuro, espero que sí. Pero
insinuar que trabaja actualmente en la musealización del inmueble es una
mentira para engañar a los segovianos. La
verdad es que desde la conclusión de mi primer contrato de un año con la
Fundación (julio de 2006), y siendo Coordinador de dicho Comité, no se ha
movido absolutamente nada por parte de la Fundación Real Ingenio en cuanto a la
redacción del proyecto museístico. Incluso,
en las últimas reuniones del Patronato "presididas" por Concepción
Domínguez, ella y otro patrono propusieron deshacer el Comité Científico.
Y debo decir que el Comité Científico siempre ha trabajado única y
exclusivamente de manera altruista, animado y entusiasmado por mi gestión y a
favor de un proyecto tan atractivo como viable para la ceca.
De hecho, parte de lo que se está ejecutando en la obra ha sido diseñado
por ellos, sin recibir ni un céntimo, ni siquiera una carta de agradecimiento
del Ayuntamiento. A Juan Cruz le
sugiero que antes de hablar tan a la ligera sobre el Comité Científico,
convendría convocarles a una reunión del Patronato y consultarles para ver si
siguen tan dispuestos a trabajar gratis en un proyecto sin Murray.
También me extraña mucho que Pedro Arahuetes diga que yo he
"cobrado bastante dinero del Ayuntamiento".
En mis 20 años en Segovia -y estoy aquí solamente para ayudar a la
recuperación de esa joya del Patrimonio Industrial de la Humanidad- he
tenido solamente tres contratos con el Ayuntamiento (uno para el proyecto
Euromint y otros dos de 4 meses cada uno) y uno con la Fundación Real Ingenio
(de 1 año), exceptuando el último contrato ficticio con la Fundación por
"un período de prueba" de 3 meses.
En el proyecto Euromint, por el que gracias a mi gestión llegaron a
Segovia más de 350.000 euros, cobré un total de aproximadamente 33.000 euros,
que repartido a lo largo de los 3 años que duró el proyecto equivaldría a
poco más de 900 euros al mes. En
los dos contratos puntuales con el Ayuntamiento cobré en torno a 2.000 euros al
mes durante ocho meses. En el
primer contrato con la Fundación cobré aproximadamente 1.700 euros al mes
durante un año. Y en el último
trabajo de "telefonista" (usando mi propio teléfono móvil porque no
hubo ni teléfono ni internet en la oficina de la Fundación), llevé a casa
poco más de 1.000 euros al mes durante los tres meses.
Y aunque desde hace 4 años la Fundación siempre me ha pagado los gastos
que tenía que adelantar de mi propio bolsillo, para cobrar los últimos he
tenido que esperar más de un año, solicitando el pago reiteradamente en cada
reunión del patronato. Supongo que
esto se hacía a propósito para desanimarme, porque el pago siempre fue
aprobado por el patronato en el momento de entrega de la hoja de gastos, y
consta que siempre hubo suficiente dinero en la cuenta de la Fundación para
cubrir estos gastos... pero el que firmaba el talón era Pedro Arahuetes.
Y cuando Pedro Arahuetes dice "yo tengo un gran aprecio personal a
Glenn Murray, que es un gran profesional", la realidad es muy distinta.
En cuatro años sólo ha querido hablar conmigo sobre la Ceca en una sola
ocasión: hace tres años y sólo para asegurarme que no se iba a ejecutar
ninguna obra para resolver el problema del colector.
Incluso cuando le pedí una
entrevista a finales del pasado mes de julio, me la rechazó y mandó un policía
a la oficina de la Fundación para vigilar que firmara el escrito de no haber
superado el "período de prueba".
De hecho, mi viaje de 5 meses a California el año pasado lo hice
precisamente para no crispar la situación después de que en una carta a la
Asociación Amigos de la Ceca él había aludido a mi persona como
"oportunista y con un interés económico manifiesto".
Vaya aprecio.
Y en cuanto a algún escrito mío a los patronos de la Fundación, cabe
destacar que al no ser invitado a asistir a las últimas reuniones del
Patronato, no tenía otro remedio que escribir una carta explicando lo que a mi
parecer era un gravísimo caso de apropiación indebida de la propiedad
intelectual de la Fundación Real Ingenio.
En este sentido, mi única pretensión era defender el bienestar de la
Fundación, que otros habían manipulado en su propio beneficio. Lo alarmante de
este escrito debería haber sido la materia de su contenido, y no el
simple hecho de que yo había escrito a los patronos sobre tan descarada
utilización de la propiedad de la Fundación.