Sí, a mí también se me ha quedado pasmado el semblante con este encabezamiento, pero podría ser rigurosa noticia preelectoral en el panorama mediático, tomado ya al asalto por los candidatos políticos (esa casta...) en lides municipales. Y tal era, más o menos, la noticia que ocupaba los periódicos segovianos tras la horterada sentimentaloide de San Valentín: “El alcalde pone la primera piedra de la Casa de la Moneda” (por la de su rehabilitación). De primeras piedras están pavimentados los infiernos -ya se sabe- y las promesas incumplidas parece que se cotizan al alza en el cursus honorum de tanto mediocre adherido al poder, pero por algo se empieza, ¿no?
Lo que pasa es que aquí las primeras piedras (las de verdad, digo) nos dan grima y preferimos entregárselas a los constructores / destructores (esa lacra...) para que sean las últimas cuanto antes, para que todo lo que huela a Historia quede sepultado bajo toneladas de hormigón o arrojado al vertedero o en el mercadeo de piezas para fincas ilegales.
El Real Ingenio de la Moneda, creado en 1583, está considerado el edificio industrial en pie más antiguo del mundo y los segovianos cultos y sensibles lo valoran en cuarto lugar dentro de su rico Patrimonio tras el Acueducto, la Catedral y el Alcázar. Nuestro Tinte del Duque tan sólo era nueve años posterior a la ceca de Segovia, pero la torpeza mental de las autoridades (¿competentes?) lo llevaron directo al derribo, a la destrucción de raíz: ni piedras cimeras ni primeras piedras ni cimientos, nada ha quedado in situ de aquel valioso conjunto industrial, para mayor gloria de San Faustino Esteban, S.A.
En cambio, la ceca segoviana se beneficiará de un importante convenio (y consecuente presupuesto: 6.089.868 de euros), firmado en 5 de septiembre de 2005 a tres bandas por el Ayuntamiento de la ciudad, la Junta de Castilla y León y el Ministerio de la Vivienda. Si todo va bien (y se liman asperezas con Glen Murray, su máximo defensor, dejando razonable protagonismo a la Asociación de Amigos del monumento), la Casa de la Moneda quedará rehabilitada en un par de años y rendirá sus frutos: la conservación y mantenimiento de un importante conjunto patrimonial, su puesta en valor y el consiguiente beneficio social en incremento de visitas, diversificación de la oferta cultural y demás. No son las cuentas de la lechera, sino la realidad que se deriva de la cultura y la sensibilidad. Insisto: cultura y sensibilidad.
Aquí no, Béjar es diferente. Háganle un sencillo test de cultura básica al alcalde: no vale ni para jugar al Trivial. En cuanto a la sensibilidad, hasta el ladrillo de sus sueños la tiene más desarrollada, y la prueba del nueve la verificamos en el empecinamiento por sacar adelante el absurdo P.G.O.U. "revisado" (esa peste...): menos verde, más ladrillo y hormigón, el asalto definitivo al Patrimonio Histórico y al Patrimonio Industrial. Más de lo mismo para regocijo de San Basilio y San Faustino, Santa Condesa y otros santos del lugar.
En las próximas elecciones, ¿seguiremos rezándoles con la misma devoción...?
José Muñoz Domínguez / D.N.I. nº 8.104.629-G / Bejar-Segovia, 16-17 de febrero de 2007