El último encontronazo entre la Junta de Castilla y León
y el Ministerio de la Vivienda por la rehabilitación de la antigua Ceca
segoviana ha agotado la paciencia de la Asociación de Amigos de la Casa de
la Moneda, cansada de que los partidos políticos utilicen el Real Ingenio
como arma arrojadiza y promesa electoral barata mientras se sigue a la
espera de que comiencen unas obras que no admiten demora dado el estado de
deterioro en que se encuentra el edificio que Felipe II ordenó construir en
1583.
Las últimas intervenciones del Ministerio de Vivienda (PSOE), del diputado
del PP Jesús Merino y de la consejera de Cultura de la Junta de Castilla y
León, Silvia Clemente, han sentado como un tiro en el seno de la asociación,
cuyo presidente, Javier García Herrero, ha calificado de «farsa» la lucha
partidista que existe en torno al edificio.
Las declaraciones de los políticos suelen ser poco importantes en el
momento en que se dicen, pero cobran relevancia con el paso del tiempo. Así
ha sido en el caso de la Ceca segoviana, cuyo proceso de más de veinte años
acumula el mayor número de promesas incumplidas y mentiras de la historia.
Al menos, eso es lo que parece si se acude a la hemeroteca y se seleccionan
todas las noticias publicadas que tienen la Casa de la Moneda como
protagonista.
Una de las afirmaciones que más llama la atención es la que pronunció el
actual diputado del Partido Popular por Segovia Jesús Merino en 1998,
cuando era consejero de Fomento de la Junta de Castilla y León. Merino dijo
en octubre de ese año que las obras estarían terminadas en el 2002, que la
ceca sería «un museo simbólico en España», y que «siempre que nos
hemos comprometido con una fecha de terminación de las obras lo hemos
cumplido».
No es el incumplimiento más flagrante. Anteriormente, en abril de 1998, el
día que la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento y el Ministerio de
Fomento firmaron el primer protocolo para la rehabilitación, se anunció
que las obras iban a comenzar en noviembre de ese año, cuando el
Ayuntamiento aún no sabía cómo iba a realizar una expropiación del
edificio que estaba recurrida judicialmente por el dueño. También en 1998,
las administraciones, todas gobernadas por el PP, albergaban el deseo de que
el primer euro se acuñase en la nueva Casa de la Moneda de Segovia en el año
2002, aunque fuera de manera simbólica. Incluso se lanzó un mensaje tan
atractivo como irreal: 'Segovia, ciudad del euro'.
El PSOE asistió crítico a la verborrea de los gobernantes del partido
rival, pero tampoco se distinguió especialmente por apoyar la restauración
cuando tuvo el Gobierno del Estado en sus manos. En 1993, el ministro
socialista de Obras Públicas, Josep Borrell, pareció algo dispuesto, pero
dejó la pelota en manos del Ayuntamiento del PP: «El MOPT tiene una
partida habilitada desde hace cinco años; en cuanto el Ayuntamiento
expropie, el Ministerio rehabilita», dijo.
Años después, en 1995, cuando el PP se vio acorralado por el difícil
proceso de la expropiación, su portavoz municipal José Ignacio García se
quejó de que no había dinero en las arcas municipales porque los
socialistas endeudaron al Ayuntamiento durante su gestión.
La expropiación fructificó en el 2001, con José Antonio López Arranz
como alcalde. El Ayuntamiento tuvo que asumir los intereses de demora por el
retraso acumulado en la época de Escobar y la compra de la Ceca le salió
por un ojo de la cara, casi 700 millones de las antiguas pesetas.
Últimos
episodios
En la campaña electoral de las municipales del 2003, el candidato
del PSOE, Pedro Arahuetes, hoy alcalde, protagonizó una inauguración
virtual de la Casa de la Moneda para denunciar el abandono y la desidia de
los gobiernos que anteriores, especialmente del PP. Arahuetes cortó la
cinta y ganó la Alcaldía. Después se encontró la Ceca expropiada por el
Ayuntamiento anterior y con un Zapatero presidente muy receptivo a sus
proyectos.
El convenio para rehabilitar la Ceca se firmó en septiembre del 2005 entre
la Junta (PP), el Ministerio de Vivienda (PSOE) y el Ayuntamiento (PSOE). La
ministra, María Antonia Trujillo, dijo que probablemente los trabajos se
iniciarían antes de que acabara el año, pero estamos en el ecuador del
2006 y nada se ha movido. Los políticos están presos de los plazos y de
las promesas que hacen en los momentos de euforia.